miércoles, 8 de abril de 2015

Barriga llena, corazón contento

Sin embargo cuando tenemos la tarjeta de memoria llena de nuestra cámara, el corazón más bien se cabrea por el tiempo que debemos perder en instalar una nueva tarjeta. En modo alguno tenemos la sensación de saciedad de los buenos comensales. Por el contrario a los fotógrafos nos abruma el tiempo que deberemos pasar en el ordenador optimizando y clasificando las fotos de la tarjeta y la duda de que algún desastre informático inutilice las imágenes de la tarjeta.