jueves, 23 de enero de 2014

Siria: fotografía, tortura y muerte

Muchos aficionados a la fotografía asocian como una buena foto aquella que registra la belleza ya sea de personas, paisajes, objetos, etc. Los aficionados avanzados entienden que una buena foto debe estar bien compuesta y procesada aunque el sujeto no sea del todo bello o fotogénico. Los fotógrafos profesionales son más pragmáticos; para ellos una buena foto es aquella que le permite ganarse la vida con dignidad. De esta forma hacen de tripas corazón con la novia feucha, el político esquivo o el cantante agresivo.

Me faltan palabras para juzgar el trabajo de “Caesar” un fotógrafo policial sirio que afirma haber fotografiado 11000 presos ejecutados y torturados. No quiero pensar como se nos pondría la conciencia ante tanto horror. ¿Podríamos dormir de un tirón? ¿Acaso iríamos al trabajo como quien va al estudio o a la redacción de un medio de comunicación? ¿Qué tipo de fotos realizará cuando se tranquilice? ¿Podrá retratar el rostro de un niño, de una joven o de  un amanecer sin que le derroten los recuerdos?