miércoles, 27 de febrero de 2013

La fotografía como terapia

Paracetamol fotográfico


Hay muchos medicamentos que no curan, pero que alivian dolores más o menos insondables, difusos o indescriptibles. También hay cámaras con más o menos magapixels, sensores más o menos grandes y objetivos más o menos luminosos. Cualquiera de ellas nos puede ayudar a sentirnos mejor en caso de malestar o enfermedad.

La fotografía no puede vencer la muerte, ni siquiera al dolor. Pero cuando tengo cerca una cámara fotográfica mi salud mejora. Al tomar fotos alcanzo un estado de gracia o de excitación tal que las endorfinas que libero me hacen sentir mejor y alivian, si los tengo, dolores e inquietudes. Los automatismos te ayudan a superar graves limitaciones o incapacidades. Gracias al autofocus he podido tomar fotos incluso padeciendo graves problemas visuales.

Cuando estás enfermo captar buenas fotografías te hacen sentir mucho mejor. Si por fortuna, como en mi caso, mejoras, nunca olvidarás los buenos momentos que te regaló la fotografía cuando estabas realmente jodido. Si el mal se enquista, siempre te quedará la práctica de la fotografía o su evocación para sentirte un poco mejor. Tal vez la enfermedad te postre o te derrote. Pero pervivirán para siempre tus fotografías. Mudos testigos de unos instantes de distracción, terapia y tal vez arte.