miércoles, 6 de febrero de 2013

Elogio del desorden

 Actividades como limpiar, planchar, o cuidar a niños y ancianos son impagables. Pero esta señora sólo cobra 7 euros la hora. Sin embargo, dudo mucho que nadie pague para que le ordenen sus cosas. El desorden e incluso el caos tienen su lado bueno. A pequeñas dosis posee efectos relajantes y nos ayudan a mantener nuestra memoria activa. El orden de los cementerios, de la cola del paro o de las listas de espera en la sanidad produce, por el contrario, efectos devastadores en quienes lo padecen.