sábado, 23 de junio de 2012

Fotografía, dolor y muerte

Sobre la fotografía, el dolor y la muerte

Hay muchos medicamentos que no curan, ni tampoco matan, pero que ayudan a aliviar el malestar y el dolor más o menos insondable, difuso o indescriptible. También existen cámaras fotográficas con más o menos megapixels, sensores más o menos grandes y objetivos más o menos nítidos y luminosos.
La fotografía no puede vencer ni al dolor ni a la muerte. Pero cuando tengo cerca una cámara me siento mejor. Al tomar fotos alcanzo un estado de bienestar y de excitación tal que las endorfinas que libero mejoran y alivian mi escepticismo, mis incertidumbres, mi cansancio, mis pesares y mis algias.
No he dejado de hacer fotos a  pesar de padecer graves limitaciones visuales durante varios meses. El autofocus, los sensores más bien pequeños y los objetivos granaangulares hacen milagros. Cuando estás enfermo captar buenas fotos te hace mucho bien. Si por fortuna mejoras, como en mi caso, nunca olvidarás los buenos momentos que te dio la fotografía cuando estabas jodido. Si el mal se enquista o avanza, siempre te quedará la práctica fotográfica para sentirte un poco mejor y no acabar muerto de asco.
Tal vez la enfermedad te postre o te venza para siempre. Pero tus fotos serán mudos testigos de unos instantes que fueron irrepetibles.