miércoles, 22 de febrero de 2012

Perder la cabeza

Todos hemos perdido la cabeza, al menos una vez en la vida, por una ideología, una religión, una persona, un trabajo, un sueño… Y de repente te quedas sin esa persona amada, sin ese curro o sin esa palabra sagrada que te llenaba la vida. Además te quedas sin cabeza, sin corazón y hasta sin alma en el caso que exista. Y de esta forma puedes acabar en el desamparo del desamor, en la cola del paro, o en el paraíso de los descreídos y escépticos. Peor lo tiene este caballito de cartón. Perdió la cabeza y el afecto de un niño y acabó en la basura.