lunes, 7 de febrero de 2011

Jordi Begueria





Los perros son una de mis debilidades. Nunca he tenido ninguno. Pero me gusta observarlos y si tengo ocasión fotografiarlos o jugar con ellos. El animal no dejaba de seguirme con la mirada. Su dueño leía distraído un diario en la terraza de un café de la plaza Mercadal. No sabía si tomar una foto indiscreta o pedir permiso. Opté por lo segundo. Los dueños de animales suelen ser amables con quienes admiran a sus mascotas. De esta forma me dirigí a un hombre de gafas oscuras y gorra leninista que me resultaba familiar. Jordi Begueria, el autor de Polypus Malignus, me reconoció. Yo también reconocí su voz de actor de carácter y su rostro metamorfoseado por el tiempo. Hablamos demasiado de enfermedades y un poco de viejas aficiones. Recordamos tiempos mejores, maquillamos el presente y para nada hablamos del futuro.