viernes, 7 de mayo de 2010

Fotografía y biología

Dr. José FUSET TUBIA, (1925): Manual de Prácticas de Biología
En el prólogo el autor reconoce el valor de la fotografía a través del microscopio. Más tarde dedica un apartado al dibujo científico sin mencionar para nada a la fotografía.
Laboratorio de Biología Universidad de Barcelona
“Las microfotografías que figuran en las prácticas de anatomía vegetal, han sido obtenidas de preparaciones microscópicas originales, por el Dr. García del Cid (D. Francisco), Auxiliar y Jefe de Prácticas de Biología, cuya labor inteligente y meritísima al frente de los trabajos del Laboratorio ha sido justamente apreciada por todos los estudiantes que a él concurren. Por su valiosa colaboración, me complazco en expresarle en estas líneas mi reconocimiento y gratitud.” (VI)
“Consejos referentes al dibujo.- Toda práctica realizada por el estudiante, ya se trate de una disección o de una manipulación fisiológica, ya del estudio de una preparación microscópica, debe ir acompañada del dibujo respectivo. El dibujo se hará del natural, usando el lápiz mediante duro, y se completará siempre en el Laboratorio; el hecho de efectuarlo fuera del Laboratorio debe considerarse como anticientífico e incorrecto, y el mismo concepto debe merecer todo dibujo que se haya hecho copiando de las figuras o láminas de los libros. Esto último es, además, inaceptable.
El estudiante ha de procurar que el dibujo sea grande para que aparezcan bien visibles los detalles más importantes y ha de poner su empeño en la mayor exactitud posible, proponiéndose representar todas las particularidades mencionadas en la descripción del libro e indicándolas, además, con sus nombres respectivos, pero sin escribir en el dibujo ninguna nota, cuyo trabajo habrá de efectuarse separadamente.
El estudiante es, por lo general, refractario a esta clase de dibujo y elude en lo posible esta importante fase de su trabajo de Laboratorio, pretextando su ignorancia y sin comprender que el cumplimiento de dicho cometido ha de redundar en su propio interés, puesto que ha de constituir un factor muy apreciable de su educación científica. Como no se exige un dibujo artístico, sino un simple esquema del objeto que se estudia, resulta por esto una práctica fácil, en la que únicamente se ha de poner un poco de atención y buena voluntad.
En la ejecución de un dibujo debe procederse como sigue: primero, se determinará aproximadamente las dimensiones del espacio que ha de abarcar en el papel; después se trazarán dos líneas, una horizontal y otra vertical, que sirvan de guía, de tal modo que el dibujo puede representar la debida simetría. Con una regla se fija la amplitud del objeto natural dentro del espacio determinado y, luego, con toda claridad se van trazando las líneas del contorno de aquél. A continuación mirando el objeto, se corrige por medio de líneas hasta conseguir las proporciones y detalles más semejantes, en lo posible, del natural. Se evitará en estos esquemas el empleo abusivo del sombrero que, en la mayoría de los casos, perjudica a la claridad del conjunto. Debe desterrarse todo uso de colores.
Para el dibujo de una preparación microscópica en el que se haya de obtener el trazado exacto del contorno y de las dimensiones de los elementos que la integran, se empleará la cámara clara. Esta es un aparato que se coloca encima del ocular del microscopio y proyecta el objeto en el papel situado sobre la mesa, de tal modo, que el observador valiéndose de uno de sus ojos y mirando por el ocular perciba reunidos la preparación, el papel y la punta del lápiz apoyada sobre él.
Hay muchos modelos de cámaras claras; pero los más comúnmente usados, son, el de Abbe y el de Leitz. Este último permite trabajar cómodamente con el microscopio inclinado a 45º (figura 18). Las imágenes que proyecta sobe el papel colocado horizontalmente en la mesa son perfectamente claras. Se podrá graduar la intensidad luminosa de la imagen interponiendo pequeños discos de vidrio ahumado, los cuales van fijos al aparato debajo del prisma.” (FUSET, 1925, 21-22)