miércoles, 3 de febrero de 2010

Huelga de cines

Los empresarios cinematográfios no son unos santos. La mayoría de las multisalas se gestionan como una hamburguesería. Los trabajadores imberbes y dóciles priman sobre los expertos y sindicados. Seguramente montarían un pollo parecido si tuviésemos un gobierno que verdaderamente amase el cine e impusiese por decreto la versión original. Hay muchos tipos de espectadores. Pero los amantes de las palomitas ganan por goleada a los cinéfilos. Las multisalas tienen sus cosas buenas, pero su programación actual en catalán, en castellano o en V.O. suele ser vomitiva. Por otra parte llevamos ya muchos años de monarquía, democracia, de autonomía y de normalización. Algunos estamos un poco cansados. La Generalitat puede hacer muchas cosas por el cine. Por ejemplo construir una Filmoteca en condiciones. El ideal de una Cataluña con raíces históricas que se hunden en la Edad Media se contrapone con una realidad cada vez más mestiza. Los espectadores tienen la última palabra.